“Se creó en los años 60` y después en los 80` se hizo masivo, está en todos lados. Tú puedes ir al punto más recóndito de la Patagonia y vas a encontrar plástico” explica la directora de Oceana, Liesbeth van der Meer.
“Por ejemplo, en la Isla de Pascua y Juan Fernández llega mucho plástico de China. Imagínate lo que se transporta en el océano por esto. Todo el microplástico que está disuelto, son miles de toneladas. Éste es un problema que el humano nunca pensó que iba a pasar en 1980” asegura.
“A nivel mundial no se recicla más del 10% del plástico. Existe un 50% que queda ahí, que hay que hacerse cargo” explica Daniel Benoit. Chile es el país que menos recicla de Latinoamérica. El 45% de los municipios no tiene servicios de reciclaje.
“Cuando el plástico termina en el océano, quiere decir que alguien no tiró eso a la basura. Alguien está tirando este plástico al río, que finalmente llega al océano, alguien tiró desde un barco una bolsa. Así llegan esos plásticos al océano, no es que se empiecen a volar cosas de los vertederos” dice Liesbeth Van der Meer.
“8 millones de toneladas de plástico llegan al año y eso ha sido irreversible. Eso es año, tras años, tras año… Estamos dejando miles y millones de toneladas de plástico en el océano. Y toda esta industrialización que nunca fue regulada y terminó en el océano” asevera.
El nivel de basura en los océanos es tal, que hay 5 islas de basura flotando. La más grande está en el océano Pacífico y se estima en 1,6 millones de kilómetros cuadrados. Esto es 3 veces el tamaño de Francia.
“Creo que el tema de las islas plásticas es tremendo. Tengo entendido que en Chile hay más de mil kilómetros de plástico, podríamos tener una isla de más de mil kilómetros de plástico si lo uniéramos” asegura el abogado Benoit.
“Yo creo que estamos mal si tomamos una botella con agua, que nos dura un segundo, y no te duele la guata pensar, chuta me tomé el agua en un segundo y esta botella va a quedar para siempre” dice Van der Meer.
Acorde pasa el tiempo, el plástico se convierte en microplástico, el que es consumido por los peces y moluscos que luego el ser humano consume. Ya existe evidencia de que este microplástico ha llegado al torrente sanguíneo de personas.
“El plástico, como no se degrada, se va haciendo cada vez más chico, va fraccionándose, por el tipo de erosión, de olas y va haciendo los microplásticos. El océano tiene una gran concentración de microplástico” asegura la profesora de la U. de Concepción, Laura Farías.
“Muchos organismos son filtradores, no discriminan si la partícula es nutritiva o no nutritiva. Finalmente, ya está distribuido en todas las tramas tróficas, incluso, hasta en los peces que comemos” complementa.
“Se lo tragan las distintas especies, porque no saben lo que están comiendo y se incorpora a ese pez que después nosotros, a través de la pesca industrial o artesanal, recogemos” asegura Daniel Benoit
“El plástico siempre va a quedar como microplástico en la comida y así estamos encontrando, cada día más, efectos negativos de los plásticos en la vida humana, esterilidad y Dios sabe cuántas cosas más vamos a encontrar en un par de años más” advierte van der Meer
“El océano es heterogéneo, pero la acidificación es un fenómeno global. Es decir, toda el agua que está en contacto con la atmósfera está siendo afectada”, relata la profesora Farías.
“Si tú tienes más CO2 en el aire, producto de la quema de combustibles fósiles, del cambio de uso de suelo, todas las cosas que nosotros hemos hecho para desarrollarnos, hay más presión de este gas e ingresa más ese dióxido de carbono al agua” continúa.
“Hay más en el aire, hay más en el agua superficial, porque está en contacto con ese aire. En el agua este gas es muy reactivo. Se combina con la molécula de agua, entonces forma un ácido, que se llama el ácido carbónico, CO2 más agua” explica.
El océano absorbe el 30% del dióxido de carbono producido por los humanos, amortiguando los impactos del calentamiento global. Desde el comienzo de la revolución industrial la acidez ha aumentado un 26%.
“Este ácido que venía de la atmósfera está bajando el PH (del océano) y con eso se cambia todo el equilibrio que tiene el agua de mar. Eso es un fenómeno global, se está acidificando” continúa la profesora de la U. de Concepción.
“Este pequeño cambio en el PH ha hecho que cambie el equilibrio de la formación y la insolución del Carbonato de Calcio que tiene el molusco. Es uno de los tejidos duros de muchos organismos marinos. Nuestros dientes son de carbonato de calcio, nuestros huesos” ejemplifica la docente Farías.
“Estos tejidos duros, estas plaquitas de carbonato de calcio, se hacen débiles. Es el ejemplo de los corales, que es puro carbonato de calcio, de hecho, las playas blancas del caribe, esas arenas blancas vienen de la erosión de rocas carbonatas”, complementa.
Existen otro tipo de actividades que también están generando una importante degradación del océano. “Todo lo que nosotros producimos, lamentablemente llega a través de la lluvia, del ciclo hidrológico, de los ríos y de los estuarios, va a llegar al océano costero al menos” explica Laura Farías
“A nivel mundial la perforación de petróleo, es una de las grandes deficiencias que tiene el mundo, sobretodo por el riesgo que tiene cuando éstas se rompen y causan grandes estragos”, asegura van der Meer
“Las plantas desaladoras, los relaves, las termoeléctricas que cambian la temperatura del agua… Hay que pensar que todo el equilibrio del océano es muy fino” continúa.
“Por ejemplo, el impacto que tiene una planta desaladora es que succiona mucha agua. Generalmente, se estacionan en las bahías, donde existen los mayores procesos de reproducción de los peces, porque son más tranquilas” asevera la directora de Oceana.
“Si tú las pones justo en la bahía, empiezan a succionar esta cantidad de agua, vienen las larvas y ese movimiento hace que ya haya un disturbio, pero después esa salmuera se devuelve al agua, porque lo que nosotros ocupamos es el agua sin sal” complementa.
“Miles de toneladas de sal se devuelven en una sola bahía y queda estéril, porque la salmuera lo que produce es la esterilidad de los ambientes, todo muere y eso puede perdurar por muchos años” explica van der Meer.
“Normalmente las aguas negras, las de actividades humanas, se construye un largo tubo debajo de la tierra, que descarga en el mar. Ahí también nosotros estamos proporcionando contaminación y no conozco fiscalización de ninguno de esos tubos” asegura el abogado Daniel Benoit sobre los desechos humanos.
“Hay muchas cosas que se pueden mejorar, que pueden llegar al océano, pero ya en una fase muy purificada y limpia. Para eso hay que poner tecnología y recursos, muchos países lo hacen. Actualmente estamos en una época donde la tecnología y la innovación nos acompaña” concluye Farías.
Factor cambio climático
Al aumentar la temperatura del planeta, el océano también resiente el cambio. Los polos se derriten con más rapidez, lo que ha generado un aumento del nivel del mar en 20 cm desde 1880 a la actualidad. Una cifra que se espera llegue de 30 cm hasta 120 cm al 2100.
Las sequías provocadas por el cambio climático también están afectando al océano. “Algunos de los ecosistemas costeros están siendo modificados por cambio climático. Todos los ecosistemas que están cerca de las descargas de río, los que nosotros llamamos estuarios, que están cerca de la descarga de ríos, porque todos los ríos tienen que llegar al mar explica la profesora Laura Farías.
“Los ríos a su vez pueden llevar menos agua y eso cambia la circulación, pero también cambia todo el bioma que vive en función de esa descarga de agua dulce. Nuestros ecosistemas costeros, de la zona central, como el Maipo o el Aconcagua, esos ecosistemas están totalmente degradados, porque casi ya no les llega agua” explica la docente.
“Por ejemplo, una macha eclosiona, cuando tiene que sacar sus larvas necesita un nivel de salinidad que va entre el 0,02 y el 0,03, si ese año hay sequía y no llegan los ríos o los acuíferos empiezan a bajar, ahí ya la salinidad empieza a aumentar en el océano y la macha no logra nacer” ejemplifica van der Meer
El calentamiento del océano también provoca que exista menos oxígeno en el mar, para las especies que lo habitan. Actualmente, el mar ha captado el 93% del calor que emana de las actividades de los seres humanos y captura el 30% de nuestros gases contaminantes, lo que lo hace un gran aliado contra el cambio climático.
La conservación del océano se hace urgente. “Una de las mejores formas es protegerlo, aumentar las áreas marinas protegidas, los parques marinos, con medidas de sustentabilidad, de observación, de monitoreo. No decir esta área está protegida y no hacer nada a favor de su fiscalización y su uso” cree la profesora Laura Farías.
“Yo he visto movimientos internacionales muy a la vanguardia de la situación que tiene el planeta y sabemos que el océano va a jugar a nuestro favor o en contra, ese juego es muy delgado” asegura.
“Nos protege, porque tiene muchas funciones climáticas muy importantes a nivel global y yo creo que muchos se han dado cuenta de la vulnerabilidad y la fragilidad, si la tendencia sigue igual y todos seguimos haciendo lo mismo” complementa.
“El mar es muy resiliente, es una cosa impresionante. Por ejemplo, en Juan Fernández se cerró la pesca con arrastre de fondo, que afectaba a especies de mucha larga vida. Eso pasó el 2015 y ya se empiezan a ver especies que vuelven. El mar todavía tiene la capacidad de recuperarse, a pesar del plástico, sabe cómo hacerlo, asegura Liesbeth van der Meer.
“Imagínate si uno piensa, todo el estrés que tiene una ballena en su vida, en los sonidos, el tráfico de barcos y dejamos de capturar la ballena Jorobada en 1990 y ya hay 40 mil ballenas. Logran adaptarse a este estrés, a esta gran presión, pero tenemos que dejarles espacio para reproducirse, para descansar, para alimentarse y por eso, las áreas protegidas, son tan importantes” asegura la directora de Oceana.