Océano: Una crisis planetaria provocada por el ser humano

Crisis en el océano: Los últimos 50 años diversas actividades del ser humano le han causado un grave deterioro al océano. Un lugar que, por una parte, es clave en la seguridad alimentaria de más de 3 mil millones de personas, pero que ha sido visto como el gran basurero de la humanidad, durante toda la historia.

Acorde nuestra población ha crecido desproporcionadamente durante las últimas 5 décadas, la sobrexplotación de los recursos marinos, la cantidad de basura, plásticos y residuos de todo tipo, desechos industriales y humanos, aumentó a niveles inéditos.

A esto se suma el calentamiento global, lo que afecta profundamente a la vida marina y el aumento de humo en la atmósfera, lo que genera acidificación del agua, cambiando las condiciones de vida de los distintos ecosistemas marinos.

En general, actualmente, los humanos demandan 1,7 veces más recursos de lo que la tierra puede entregar en un año, esto afecta directamente al mar, cuya superficie abarca el 72% del planeta. En los últimos 40 años, la mitad de la vida marina ha desaparecido.

La situación es preocupante, si se considera que la mitad del oxígeno que respiramos lo producen los océanos y de que regula el clima y la temperatura de la tierra. Su deterioro pone en peligro nuestra propia supervivencia.

Fernando Olivares – Oceana

El océano, un mosaico de ecosistemas y frágil equilibrio

“El océano alberga muchos tipos de ecosistemas” asegura la profesora de la Universidad de Concepción, Laura Farías. Este lugar tiene cerca de 200 mil especies identificadas, pero pueden ser millones.

“Aunque uno no vea que haya límites y crea que todo es homogéneo, la verdad que es un mosaico de ecosistemas. Es impresionante” describe la docente.

“El océano no responde en forma homogénea. Aparte de que es un mosaico de ecosistemas, aunque no tengan límites, hay ecosistemas que están mucho más degradados que otros. El caso más típico son los tropicales, los arrecifes coralinos. El nivel de degradación y la pérdida de biomasa y de área es realmente a una tasa sin precedentes” asegura la doctora en Oceanografía.

El informe de 2020 de la Red Mundial de Vigilancia de los Arrecifes de Coral, cifró la pérdida de los arrecifes en 14% los últimos 40 años. Pese a ser un 1% del fondo marino, estos lugares concentran el 25% de las especies marinas.

Crisis en el océano: Sobrexplotación de los recursos marinos

Acorde la población humana casi se cuadriplicó en los últimos 70 años, comenzó una mayor extracción de los recursos del océano. Se estima en la actualidad más de un tercio de la humanidad dependen de la biodiversidad marina y costera para vivir.

“Empezamos de a poco a ver que desde los 60` el océano se empieza a extraer de forma masiva, a través de las pesquerías. Los peces se empiezan a pescar por todos los países” asegura Liesbeth van der Meer, directora de Oceana Chile.

“Recién en 1991 se le pone límites a las aguas nacionales e internacionales. Ahí nos damos cuenta como naciones que hay una gran riqueza, pero que también hay un límite y ese límite se comienza a calcular, más o menos desde los años 90`” rememora esta médico veterinario.

En ese año, Chile, Perú y Ecuador, los países que conservan el área más productiva de recursos marinos a nivel mundial, impulsaron una política internacional donde los países se hacen cargo de su mar. De aquí salen las 200 millas náuticas, que son parte de la soberanía nacional de todos los países con costa.

“Y ahí se divide el océano, en 1991 se establecen las zonas exclusivas económicas, los países empiezan a administrar sus propias aguas, pero siempre ha quedado allá afuera este mar internacional, en donde ahí está el mayor problema hoy día. La mayor cantidad de pesquerías que están colapsadas, están fuera de las jurisdicciones de los países” complementa la también magíster en manejo de Recursos Naturales y Sustentabilidad Ambiental.

Actualmente, la extracción de recursos marinos representa tres billones de dólares por año, lo que es alrededor del 5% del PIB mundial. El océano es la fuente de proteína más grande del mundo y la pesca emplea a 200 millones de personas.

“Desde el año 60, más o menos, se empiezan a ver la cantidad de peces que hay y después, por modelos matemáticos, a estimar cuántos peces quedan. Ya en el año 2000, nos damos cuenta que, efectivamente, la mitad de las pesquerías, casi el 60% ya estaban colapsadas o sobre explotadas” asegura van der Meer.

Situación de los recursos en Chile

“En Chile tenemos ecosistemas dentro de la costa que están asociados al norte de Chile que tiene una dinámica oceanográfica muy diferente a lo que serían los ecosistemas costeros de Patagonia, de fiordos y canales de Patagonia” explica la docente de la Universidad de Concepción, Laura Farías.

“La mayor cantidad de vida de nuestro océano acá en Chile, está dentro de esas 10 millas, que yo diría que son como 30 kilómetros hacia adentro. Ahí está toda la vida concentrada”, explica Liesbeth van der Meer.

“Cuando tú haces cualquier cambio muy chico en el océano, eso representa un cambio gigante para la vida, que vive dentro de las 5 millas. La gente como que no se imagina esto, pero justo enfrente de las costas, en Chile, ahí está toda la vida”, complementa la directora de Oceana.

Según el Informe País de la U. de Chile, Estado del Medio Ambiente en Chile 2018, de las 27 pescaderías principales que hay en Chile, 8 se encuentran colapsadas y 10 sobre explotadas.

“En nuestro país, en general, el 57% de las pesquerías están colapsadas o sobrexplotadas. La mayor parte de nuestras pesquerías son pelágicas. Los que estudiamos el océano, lo dividimos en tres capas por donde transitan los peces. Los pelágicos son los que están más arriba, son los más chicos y los que tienen un ciclo de vida más corto” cuenta la directora de Oceana.

“Son las sardinas, la anchoveta y el jurel. Estas especies pelágicas, más o menos, en la cantidad de extracción de pesca total que nosotros hacemos en Chile, representan el 70%, porque son pesquerías que año a año van cambiando, pero tienen un gran volumen”, asegura.

“Las especies que están en el medio son las demersales y ésas son longevas, tienen 10 años. Por ejemplo, la merluza común. Entonces el cambio que hagas hoy día en el manejo, lo vas a ver reflejado en 10 años. Ésas son las que están en más peligro, por diferentes causas. Por ejemplo, porque la industria está pescando con pesca de arrastre de fondo” explica van der Meer.

Mientras menos sostenible la pesca, más chico el pescado

“Uno lo puede ver cuando va a cualquier lugar, hay unos locos que no son más grandes que un dedo de un niño. Si eso se está comercializando, ahí las autoridades están mirando hacia el lado y no velan por una talla mínima. La gente que no compre esos productos, que vienen envasados en plástico y que, más encima, tienen una talla que es impensable” reflexiona el abogado ambientalista, Daniel Benoit.

“La merluza antes era muy grande, uno iba a la playa y se comía un tremendo pescado, hoy día son chicos y eso es, porque los estresamos tanto con la pesca que ellos ya no alcanzan esos tamaños grandes” describe van der Meer.

“Un pez grande en tu plato significa que ese pez ya se reprodujo una vez, ese pez ya ha tenido una vida larga, ya lo puedes pescar. Cuando son chicos, no ha pasado eso” explica.

Lucas Zañartu – Oceana

Ley de pesca no legitimada

Los escándalos de corrupción política en la tramitación de la ley de Pesca, terminaron por deslegitimizarla en la práctica. Esto lleva a que la pesca ilegal en Chile sea un problema.

“Se ha encontrado a lo largo del tiempo que ha tenido financiamiento irregular sobre cuando se tramitó y eso, obviamente, hace que las leyes no las quiera cumplir nadie” asegura van der Meer.

Existen críticas con respecto a la distribución de las zonas de pesca y la poca fiscalización. “Se dice que, en macro, el 50% está para la pesca artesanal y el 50% para la pesca industrial. Pero cuando tú desglosas esto de verdad, hay un 75% que es industrial, porque mucha de esa pesca que, supuestamente es artesanal, se está traspasando a la industria o es para hacer harina de pescado”, explica.

“Tú asignas una cuota, pero no existe la capacidad de Sernapesca para fiscalizar, tampoco de la superintendencia de Medio Ambiente” complementa Daniel Benoit.

La directora de Oceana hace una diferencia al abordar esta legislación, con respecto a la conservación “la parte que es biológica, que mira un poco el manejo de los recursos, es bastante buena, casi una de las mejores de Latinoamérica”.

El daño de la salmonicultura en el océano chileno

“Cuando en Chile se decide hacer salmonicultura, se establecen territorios que se llaman concesiones, las que, en ese minuto, fueron puestas al ojo. No se dijo, mira aquí está lleno de corales rojos, acá hay anémonas, acá hay este tipo de circulación… No, hicieron al ojo y dijeron, ya aquí van a haber 6, aquí 7 y acá vamos a empezar a poner la salmonicultura” asegura Liesbeth van der Meer

“Los salmones no son de Chile. Son pescados muy grandes, que comen mucho, muy voraces y los encierras en estas grandes jaulas y se enferman. Se enferman, porque están muy hacinados, porque las condiciones no son las correctas y uno les tiene que empezar a poner antibióticos, químicos. Esos químicos empiezan a estar en contacto con el medioambiente natural” relata.

“Las fecas, todos estos sedimentos, tú tienes que pensar que, en una sola jaula, hay hasta 690 mil salmones. Entonces la caca que se va para abajo forma sedimentos y tapa el fondo oceánico. Eso demora miles de años en volver a ser lo que era antes” asegura Van der Meer.

“Son costos altos, porque se unen antibióticos con fecas y no existe la capacidad de depuración o regeneración de las aguas. No son capaces de autodepurarse” asegura Benoit.

“Cuando se escapaban los salmones, se comían a nuestra fauna endémica. Entonces todo ese equilibrio se empieza a cambiar, porque tú cambias la composición de las especies que están ahí” asegura la directora de Oceana.

“Si tú no estudiaste bien las corrientes, el oxígeno. Esto empieza a quedar sin oxígeno y esas zonas después son zonas muertas. Ése es el tipo de daño que le hacemos a nuestros ecosistemas cuando empezamos a hacer grandes cantidades de producciones de algo”, cierra.

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